Nuestros exalumnos permanecen en nuestra Familia Mater y la enriquecen, la mantienen siempre abierta y despierta. Están llamados a dar testimonio del amor que transforma la Tierra en un anticipo del Reino.
En ellos se hace realidad la personalidad nueva, para el mundo, hacia el Padre;
• Cada vez que se entregan con compromiso en pureza y libertad.
• Cada vez que sus vidas dejan huellas, de amor, paz y alegría en nuestra ciudad, en nuestra Patria, y más
allá.
Muchos de ellos, con su aporte en las clases y en diversas áreas profesionales, continúan tejiendo lazos que entrelazan la historia de nuestro Colegio con nuestro presente y las generaciones que vendrán. Cuántos de ellos vuelven a elegirnos para que colaboremos con ellos en la tarea de educar a sus hijos, porque han experimentado que, en alianza, se forjan personalidades auténticas, capaces de buscar la plenitud. Tantos otros nos enriquecen con su testimonio personal y de familia en retiros y convivencias. O colaborando con la formación de nuestros jóvenes en paneles de profesionales y breves experiencias de contacto con el mundo del trabajo.
Cada té y asado de exalumnos, cada retiro e invitación a participar de la vida de nuestra Familia Mater hoy, son oportunidades para regresar a su segundo hogar y experimentarse de nuevo hijos muy queridos en su Santuario.
Aquí la Mater quiere volver a COBIJARLOS y regalares la renovada experiencia del arraigo en Dios.
Como buena Madre y Educadora, está dispuesta a seguir TRANSFORMÁNDOLOS a imagen de su Hijo Jesús.
Desde aquí, ella los ENVÍA, los impulsa desde el interior, a dar a otros, a manos llenas y en cada etapa de la vida, lo que han recibido.
La Mater le dice a cada exalumno hoy y siempre “Hijo, no olvides que soy tu Madre”. No se cansen de decirle ustedes a ella “Madre, no olvides que soy tu hijo”.